Cuando
estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no
tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme,
insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea.
De cualquier forma, de la más simple, de la más cobarde sin dejar de
nuevo para mañana este pensamiento: <> Ya no
está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú.
Desaparecer. Plaf.
Sí,
ese día hubieras querido encontrar a uno de esos magos: colocan un
pañuelo sobre una paloma recien aparecida y, paf, de repente ya no está.
Ya no está y basta.[...] Ha pasado el tiempo. Dos años. Y ahora saboreo
una cerveza. Y acordándome de cómo me hubiera gustado ser esa paloma,
sonrío y me siento un poco avergonzado.Un inmenso ruído envuelto en silencio.O
la cerveza se me ha subido o es ella y sus preguntas las que hacen que
la cabeza me de vueltas. O el dolor de ese amor aún no olvidado. Ya no
entiendo nada.No hay nada peor que quien espera algo... y no encuentra nada.El
amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas
de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura...
Cuando sólo de pensar en verla con otro cruzarías a nado el océano. Son tantas las cosas que echo de menos... Pero hoy tengo ganas de no pensar.Eran otros tiempos. Tiempos de amor.Basta. Estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdido. Antes
o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más
estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas.
Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. En
este silencio que hace daño. Basta. Déjame. Ponlo de nuevo todo en su sitio. Así.
Cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí, en
aquella esquina. En aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y
después dolor. Ponlos allí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde tú no los puedas ver.
Entonces
voy a buscar esa película en blanco y negro que ha durado dos años.
Toda una vida. Esas noches pasadas en el sofá. Lejos. Sin conseguir
darme una explicación. Arañándome las mejillas, pidiendo ayuda a las
estrellas. Fuera, en el balcón, fumando un cigarrillo. Siguiendo después
ese humo hacia el cielo, arriba, más arriba, más aún... Allí, donde
precisamente habíamos estado nosotros. Cuántas veces he nadado en ese
mar nocturno, me he perdido en ese cielo azul, llevado por los efluvios
del alcohol, por la esperanza de encontrarla
otra vez. Arriba y abajo, sin tregua. Por Hydra, Perseo, Andrómeda... Y
abajo, hasta llegar a Casiopea. La primera estrella a la derecha y
después todo recto, hasta la mañana. Y otras muchas. Y a todas les
preguntaba: <<¿La habéis visto? Por favor... He perdido mi
estrella. Mi isla, que no existe. ¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará
haciendo? ¿Con quién?>>. Y a mi alrededor, ese silencio de esas
estrellas entrometidas. El ruído molesto de mis lágrimas agotadas. Y yo,
estúpido, buscando y esperando encontrar una respuesta. Dadme un porqué, un simple porqué, cualquier porqué. Pero qué idiota. Ya se sabe.CUANDO UN AMOR SE ACABA SE PUEDE ENCONTRAR TODO, EXCEPTO UN PORQUÉ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario